miércoles, 5 de mayo de 2010

Si...

Si por cada vez que lo intento me perdonaran un error, sería la mejor de mi clase. La mejor sacando al perro que nunca saco. La mejor hija. La mejor amiga y la mejor cumple sueños del mundo. Incluso podría ganar a las cartas en todas las rondas y beber alcohol sin cegarme. Si por cada vez que lo intento no pasara lo contrario... tal vez, ahora mismo, estaría dando viajes astrales a mundos que, aunque no desconozco, se me hacen demasiado lejanos por no poder visitarlos tanto como me gustaría. Porque no encuentro sitio, tiempo y espacio para ellos. Si por cada vez que pienso esto último, me agrandaran la vida y convirtieran un día en 48 horas, posiblemente habría recorrido ya el mundo, habría pisado el Hyde Park de Londres y habría fotografiado la Torre Eiffel de mil maneras.

Si pudiera lograrlo de verdad, dejaría los rencores y empezaría de cero. Si pudiera lograrlo de verdad. Buscando lo mejor de todos, sin pensar en lo malo de cada uno. Y siempre andaría inmiscuida en asuntos que, a pesar de no incumbirme, creería importantes. ¡Qué fácil es pronunciarlo todo! Si pudiera, si lograra, si creyera... ¿Acaso no puedo? Pues sinceramente hoy creo que no. Mañana seguramente tampoco, pero... ¿Pasado? Pasado es buen día y si todo va bien... no sé... sale el arcoiris, me alumbra el flexo, se me abre la cabeza, caen las ideas en cascada, me rebosan el cuerpo, me llenan de ilusión, me vacían los negros, oscuros, feos, fríos pensamientos y me cambio la ropa. Salgo con calcetines de colores o me pongo otra sonrisa. Tal vez una de verdad. Tal vez. Tal vez pasado es un buen día...

jueves, 29 de abril de 2010

Tan afilada es un arma como una palabra... falsa.

A veces la vida puede ser... -Y se quedaba pensando, esperando que sus propias palabras le sorprendieran-. Maravillosa... -Y las chinchetas que sujetaban su sonrisa se hincaban en su mandíbula. La agarraba de la cintura-. Te tengo a ti y no puedo pedir más...

Le regalaba un beso lleno de incoherencias. Un beso sin pasión es como no besar al sapo y sí a la rana. Y le daba igual. Le daba igual porque ya lo había perdido todo. Incluso lo importante.

lunes, 26 de abril de 2010

Mientras les dejen, diseñen e imaginen.

Correr nunca se me ha dado bien. Siempre que lo hago el camino se me hace más largo que si lo hiciera caminando. Y es un fastidio. Porque en todos esos vanos intentos incluso he creído que llegaría a algún sitio. A un puerto con barcos. A un paseo de noche con luces tenues color naranja o a la habitación de un hotel con paredes de cristales desde la que se pudiera ver todo. Incluso lo que no se ve.
Pero siempre me rindo. Él es más rápido. El tiempo siempre acaba adelantándome a un ritmo incombatible. Díficil de alcanzar. Como los sueños poderosos de un mendigo. Y yo no digo nada. Tan sólo veo, escucho y callo. Y siento, pero... siento muy lejos de aquí. Tal vez en silencio y sin ganas. Con asco. Con un poco de asco... ¿Qué digo? El corazón late y late y late y late... ¿Y qué? Que late, que late, que late... ¿Y qué pasa? Pues nada. Porque nunca pasa nada. Porque ya no va a pasar nada. Porque es un berrinche. Una carrera perdida que a mi ya no me da pena perder. Porque con el tiempo delante, comiéndome su espalda ancha y eterna, he comprendido que los mejores no son los que llegan los primeros, sino los que simplemente llegan y crecen mientras lo intentan. Los que lloran cuando pierden el equilibrio y los mismos que se levantan y creen que todo es posible, que los sueños del mendigo pueden ser importantes porque son sueños. Y nunca, mientras nos dejen, mientras la vida y el tiempo nos dejen, tenemos que dejar de diseñar e imaginar.
Porque nuestra vida es un sueño. Un sueño diferente. Un sueño que tiene partes que no soñamos, pero que son esenciales para poder desarrollar las que si. Porque tenemos que entenderlo. Porque hoy la noche está oscura, pero no le faltan estrellas. Y es lo único que necesito. Una estrella que me cuide desde arriba o... desde abajo, y que siempre me pueda meter en el bolsillo y sentirla cuando más lo necesite.
Y gracias a Dios, a la suerte o al fracaso, yo creo en esos puntitos luminosos que están muy lejos, pero que en mi día diario, en las noches de a pie, siento conmigo tan cerca. Y gracias al cielo, no necesito que nadie me regale flores porque yo, como decía mi gran J.L Borges he decidido plantar mi propio jardín y decorar mi propia alma. Despacito y sin correr.

viernes, 9 de abril de 2010

Para Diana

Hoy hace exactamente dieciocho primaveras. Tú, que hoy sonríes para todos y te has rizado el pelo, te has hecho grande. ''Grande'', siempre entre comillas, con esa sutil y ligera creencia de que no es tan cierto, de que aún hay una parte de ti que se niega a dar el paso y crecer.

Se que no te gusta leer y que es una tontería que te escriba esto pero... ¿Y qué? Yo hago las cosas aún sabiendo de antemano que esto te va a hacer gracia. Supongo que es la finalidad que en este momento tienen mi palabras, hacerte reír y concienciarte de una cosa, para mí la más importante, que te quiero un montón. Que me alegro mucho de estar aquí, de que pasemos tantos ratos juntas (queriéndolo o sin querer), de que me conozcas tanto y aún así tú también me quieras y de que este, a pesar de ser un año muy importante para ti, para las dos, confío en que no sea el único importante en nuestras vidas. Y que en ese, y que en todos, haya una cosa que nunca cambie.

Felicidades,

martes, 6 de abril de 2010

El café solo y triste de la mañana


He acabado acabando con todo. El olor de las tostadas a las siete, con bajo cero detrás de la puerta de casa, ya no es lo mismo. La ventana está llena de vaho. Se ha quedado tu mensaje, pero he intentado no mirarlo muchas veces. Qué estúpida la sensación esta de sentir que solo haces estupideces. Y la aburrida y triste verdad de no tener ganas de nada. Cuántas musarañas en la cabeza y que sin fin de polillas en el corazón. Ya noto la desagradable sensación. Incluso el café se ha vuelto amargo... sin ti.

miércoles, 31 de marzo de 2010

Miércoles de todo lo importante

Y si todo se pudiera resumir en un trayecto corto pero muy lento... ¿Qué sería un miércoles noche como este? ¿La vida entera que ha pasado y se termina?

Decía un buen pregón que hoy día, tener fe es muy difícil. ¿Y qué es la fe? Deberíamos preguntarnos en primer lugar cuando hablamos de esto. ¿Un dogma? ¿Una creencia? ¿Un ideario?... ¿Qué es? Quiero responderme y para ello cierro los ojos. Imágenes regresan a mi mente y pasan rápidamente en blanco y negro. Gente que llora y que reza en silencio y otra, que se aglutina en las esquinas y que intenta observar, como puede, la saeta que dedica aquel gitano de voz rasgada a ese Cristo que, alzado, toca el cielo y agranda los corazones de sus seguidores.

Y entonces ya puedo contestar. La fe es una fuerza. Claro, una fuerza que nos sostiene en las adversidades y que además, nos ayuda a realizar cosas admirables. Quien de verdad tiene fe, es capaz de todo. De todo porque sabe que al final de la vida, hay algo que le espera. Y hoy, esto que creo haber comprendido, lo voy a sentir. Lo voy a sentir más que nunca y estoy orgullosa. Orgullosa de haberme dado cuenta. Orgullosa de haberme dado cuenta de todo lo importante.

sábado, 27 de marzo de 2010

Sábado de nada

No tengo palabras. Ni días, ni horas, ni explicaciones para decirte que te quiero. Tan sólo un corazón. No sé si chico o pequeño, pero un corazón que quiere quererte sin querer a nadie más. Te quiero... ¿Lo escuchas? Es él, que te lo dice, que se vuelve loco pensando que estás escuchándole.

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Que pasen una buena Semana Santa!

miércoles, 17 de marzo de 2010

Aire cargado

Él ya está despierto pero, sin embargo, no se mueve. No ha abierto los ojos. Está quieto. Quieto, quietísimo. Y no hace ruido. No quiere estropear ese cómodo silencio, esos suspiros de amor que se han quedado en el aire, que vuelan, transparentes y juguetones, por toda la habitación.

La mira y piensa que está aún más guapa que despierta. Su leve sonrisa, suspendida en sus labios, permanece inamovible. Parece haberse quedado dormida recordando un bonito recuerdo. ¿Pensando qué? Le encantaría saberlo, pero no se lo pregunta. No quiere preguntárselo. Por eso cierra los ojos y retorna, a su vez, una de las frases de aquella canción:

"El regalo más grande, es nuestro para siempre"


miércoles, 10 de marzo de 2010

Di que soy un pájaro

¡Venga Hugo!
Hay una chica que corre desenfrenada en esa plaza abarrotada de gente. Salta contenta. Feliz. Enamorada. Sin pensar en otra cosa, sintiéndose en paz, relajada y tranquila. Grita otra vez:
¡Venga Hugo, píllame! - y despliega sus brazos, simulando ser un pájaro que vuela en un cielo que es completamente azul en una tarde de abril.

Hugo suspira y sonríe divertido. Coge su cámara de fotos e inmortaliza ese momento sin que ella se de cuenta. Raquel está volando, quizá muy lejos de aquí, en otro mundo. Su melena clara, se eleva con ella. Los ojos los tiene cerrados y los brazos siguen siendo las alas de un pájaro imparable. Parece una foto de película. Hugo sonríe otra vez. Y vuelve a enfocar con su cámara. ¿Dónde se ha metido?. No está. Echa un vistazo a su alrededor.

Raquel se adelanta, rápido, como un chispazo de fotografía y abraza a Hugo por detrás.

-¡No te escapas! -dice abrazándolo aún más fuerte-.
-Me habías asustado, ¿eh? Por un momento pensé que te habías ido volando y que no volverías nunca más.

miércoles, 3 de marzo de 2010

Demasiado-Rosana

''Sí, quiero''

Me levanto por la mañana y tarareo una canción. ¿Por qué siempre llevaré una canción en la cabeza? ¿Debería preguntármelo? No, creo que no. Retiro la pregunta y empiezo de nuevo: Me levanto por la mañana y tarareo una canción. Y no me importa cuál es, ni porqué mi subconsciente la ha elegido. ¿Por qué hay que darle explicación a algo que al menos, en esta vida, no tiene?

Salgo y floto entre sueños. Hoy es el día en el que todo me parece un poco más... perfecto. Las cosas han cambiado. Han cambiado mucho, la verdad. Pero estoy dejando mi lado paranoico en mi otro lado del sofá. Ya no pienso tanto. Quiero decir, ya no pienso tanto en cosas que carecen de importancia. He aprendido que el vaso puede estar lleno si yo quiero. He empezado a creer en la suerte y con eso, he dejado de considerarla el pretexto de los fracasados. Y si lo es, quiero ser una fracasada toda mi vida. ¿Quién no necesita suerte?. Yo sí la necesito. Yo sí, la quiero. Quiero a la suerte y a la casualidad. ¿Estoy cambiando? Tal vez. Pero la música no ha cambiado y eso me gusta. La batería sigue verde y eso me pone contenta. ''Demasiadas promesas en corrientes de aire. Demasiadas urgencias para nada importante" -Dicen los cascos-. ¿Hablan por mí las canciones? Oh no, ¡estoy madurando! Eso ya no me gusta tanto...

Vale, no. No estoy madurando. Una persona madura sin querer y casi nunca se da cuenta. Han dejado de gustarme las personas maduras. Vale, tampoco. Han dejado de gustarme las personas que dicen ser maduras y no lo son. Esas. Exacto. ''Demasiada cordura para tanto desastre" Qué bien hablas Rosana. Yo nunca lo hubiese cantado mejor que tú.

Me levanto por la mañana y tarareo una canción. Y aprecio sus detalles. Y escucho sus consejos.

sábado, 20 de febrero de 2010

Llévame al baile


"Puedo bajar el telón, pero no me sale"
...
Ha sido la primera vez que he tenido la oportunidad de verles en directo y tengo que decir que se hacen aún más grandes de lo que ya son encima de ese escenario.
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Hubo momentos en los que la piel se me erizó, literalmente. Uno de ellos, para mi el más bonito de la noche, fue con la canción ''Llevame al baile'', versión acústica y con un instrumento especial como dijo Leiva, el silencio del público. El teatro estaba lleno, lleno llenísimo. Apagado. En silencio total. Una guitarra solamente rompía aquel obligado silencio y de fondo, el sonido del piano la acompañaba bajo un ritmo desacelerado, compás cuatro por cuatro. La lámpara gigante, que colgaba de aquel escenario, encendida. Debajo de ella, Leiva. Pegado al micrófono al igual que Rubén. Cúmulo de sensaciones. No sé, no sabría explicarlo. Los que estuvimos allí, compenetrados, después de la primera estrofa, comenzamos a aplaudir. Fue precioso, os lo aseguro. Esa canción fue preciosa.
...
Me gustaría explicarlo; Pero creo que es imposible. ¡Ayer fue el día de las primeras veces! La primera vez que iba a un concierto que se celebraba en un teatro. La primera vez que no hice cola durante horas para pillar un buen sitio. ¡La primera vez que dormía y amanecía en Granada y la primera vez que visité un chino de tapas!
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El día tuvo de todo, la verdad. Y por suerte, muchas cosas se me pasaron rápido, cosas que no olvido pero que evado gracias a la presencia de gente como la de ayer. Mª Ángeles, Isa, Capote, Miriam.. ¡Me alegré mucho de veros!
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Y en fin... otras cosas, se arreglaron con un café asqueroso que me bebí con cucharilla y con cuatro tonterías dichas sin sentido, pero que nos hicieron reír a las dos. Es obvio que todo esto, que pasara frío en la fuente, que tuviera la oportunidad de ver ese concierto, que olvidara por un día mis pesadillas mentales, que me despertara a las 8 de la mañana hoy y que estuviera tan agusto (y por un momento, sin sueño) es gracias a ti petarda. Muchas gracias Meri.
...
PD: Ya me puedes llamar ¿EH?

jueves, 18 de febrero de 2010

¡Hola Álex! ¿Qué tal? :)

Respiro hondo. Y siempre que estoy triste, llueve. Y hoy, pues, para llenar la botella, el mar y mi mala hostia pues... ha llovido.

No sé como empezar. Diría 'hola' sonriente o... '¡hola! ¿qué tal?' también sonriente, pero... quedaría feo. Muy feo. Feísimo. Una de las cosas que más me cuesta entender son las típicas mentiras que uno cuenta cuando está mal, esas contestaciones de 'Si... todo va bien' y en realidad no. En realidad todo se está desmoronando por momentos en tu interior y no sabes cuando va a parar el maremoto, y estás asustado, y lloras, y pataleas, y crees que nadie te entiende, que estás solo, que las cosas malas siempre te ocurren a ti y que nunca has tenido suerte. Que en tu puta vida te han regalado nada y que ahora, válgame mi lógica y la tuya, no tienes nada. Que todo lo has perdido sin tener tú la culpa, que no lo entiendes, que no paras de darle vueltas, que te duele la cabeza y que no puedes fingir. Pero aún así, lo haces. ¿POR QUÉ? ¿POR QUÉ COJONES FINGES? Es fácil tener un mal día, ¿sabes? un mal rato, incluso un mal sueño... y no pasa nada. Si hoy no te apetece cantar en la Avenida pues no cantas y punto, si no te apetece dar un abrazo, pues no lo das, y no pasa nada, y nadie se muere. Nadie se muere teniendo un mal día, o quizás sí, sí que puede morirse teniendo un mal día... Y eso queda tan pequeño al lado de otras cosas tan grandes...

También uno se puede morir de hambre o de sed. ¡Y esto, sin desearlo! Y ellos también se asustan, y lloran, y patalean, y creen que nadie los entiende, que están solos y que en su puta vida le han regalado nada. Y tienen malos días, seguramente mucho más malos, más turbios, más indeseados que los nuestros... Y aún así siguen, siguen adelante, por los suyos, por ellos mismos. Sin fingir que las cosas les van mal. Porque ahí está la clave; el primer paso para remendar un error, es darse cuenta de que es un error. Admitir que no estás en lo cierto y que no es ese el camino.

Y yo lo admito siempre y todo el mundo debería hacerlo; HOY, NO TENGO UN BUEN DÍA. Y después de respirar hondo, dos, tres, cuatro veces, prosigo. Estoy harta de tragarme las cosas. Harta de mojarme, de empaparme y de secarme, SOLA, al sol. Harta de escuchar contestaciones que no espero, de ver reacciones que no buscaba y de intentar arreglar problemas que no me incumben. Estoy cansada y me siento absurda. Absurda como los domingos. Siempre los domingos. He hecho cosas que nunca haría. Y esto, no es un reproche, es cierto. He sido, quien no he sido nunca, ni siquiera con personas a las que quiero más que a toda esta putísima vida junta, contigo y POR TI. Y veo que no me llevo nada de nada de todo aquello. ¿Indiferencia tal vez?. Sí, hoy al menos, indiferencia. Y todo ¿por qué? ¿Porque las cosas no salen siempre como uno quiere? Ay... ¡deberías haberlo aprendido hace mucho tiempo! Pero... dime, ¿quién tiene la culpa Álex? ¿Tú? ¿Yo? ¿El mundo que se ha aliado en contra nuestra? Dime quién y lo entenderé, y entenderé tu contestación, tus palabras con espinas y todo eso que no entiendo y que me duele. Que me duele porque proviene de ti. Estoy muy cansada. Y saca tus propias conclusiones y que todos lean, miren, comenten lo que quieran. Y que cada uno, lo entienda también como le plazca. Como le acontezca toda esta mierda que suelto por la boca hoy o por los dedos, que me andan solos. Estoy decepcionada. Mucho. Y ya sí...

Nunca le he permitido a NADIE que me hable como tú me has hablado hoy y que precisamente, no ha sido la primera vez. No se lo he permitido a nadie y a ti, como has podido comprobar, ya tampoco. He estado ahí, ahí incluso cuando fingias y sin saber el porqué, seguía intentando entenderte. Y vuelvo a repetirte, que no es un reproche, que tú también lo has hecho, pero que las cosas así, las de hoy, van matando, poco a poco, las buenas de ayer. Que lo sepas. Solo quería que lo supieses.

miércoles, 17 de febrero de 2010

Detalles con importancia

Tú sonríes y llenas la casa de paz. Y a mi y a papá. Todos los días.
Sonríes en febrero y te duelen los pies, y estás cansada, y triste, pero sonríes. Sonríes a pesar de todo. Muchas veces, incluso cuando tú llegas y yo me voy o también cuando me voy yo y tú llegas.
Y es que ayer, me di cuenta que aunque pueda parecer que no, estamos ahí. Y las dos nos acordamos de las dos. Y estamos alerta, preparadas siempre, a la espera de un si tú me dices ven...

martes, 16 de febrero de 2010

Y yo quería ver la Luna. Agarrarme a tu espalda y dejarme llevar...

Tú estabas aquí, devolviéndome la mirada. Había mucha gente, mucha, muchísima y toda en silencio. Un silencio de verdad, de los que no se esconden y te duelen, te intimidan, te bajan la mirada. Y tú. Y yo, valiente, allí también, contigo, con la gente y con el silencio, sosteniendo tu mirada. Descifrándote. Yo también te quiero. Y luego vino tu sonrisa y vino todo, y nos dieron las diez bajo la Luna.

Y vino el silencio, el silencio doloroso. Y me recordó que soñar también duele. Silencio.


Ésta vez, desperté soñando.

jueves, 11 de febrero de 2010

Y después de un tiempo...

...
Después de un tiempo,
uno aprende la sutil diferencia
entre sostener una mano
y encadenar un alma,
y uno aprende que el amor
no significa acostarse
y una compañía no significa seguridad
y uno empieza a aprender...
Que los besos no son contratos y los regalos no son promesas
y uno empieza a aceptar sus derrotas con la cabeza alta
y los ojos abiertos
y uno aprende a construir
todos sus caminos en el hoy,
porque el terreno de mañana
es demasiado inseguro para planes...
y los futuros tienen una forma de
caerse en la mitad.
...
Hubo alguien que hace tres años me regalo esta poesía. Y aún la guardo. Y aún parece que estoy en clase, sonriendo, leyéndola por primera vez. Escuchando su historia y el papel de estas palabras en su vida. Un papel importante y especial que, tal vez, guarde dentro de ella. Que no comparta del todo con todos por miedo. Por miedo a perderlo por ahí o a que alguien le haga daño. Hacer daño a un recuerdo feliz... ¡Qué cosas digo! Un recuerdo es un recuerdo, nadie puede tocarlo. Nadie puede quitárnoslo. Es nuestro. Y parece que a veces lo olvidamos. Olvidamos que necesitan que los cuidemos. Que ellos también se van, también se borran. Que... en fin, que hoy estoy espesa. Y esta poesía me anima mucho y quería compartirla con vosotros. Sólo eso. Significa mucho para mí. Para mis recuerdos. Y para todo. Y quería que estuviera aquí. Y que no se borrara, que no se fuera jamás.

miércoles, 10 de febrero de 2010

Tengo antojo...

....
Quiero chucherías.

Una bolsa llena de ladrillos de pica pica, de esos que venden en la calle de enfrente, cuando cruzas la esquina. Quiero un par de ladrillos, nada más. Unos ladrillos que se junten y me lleven al cielo, lleno de nubes blanditas color rosa. Y perderme con el aire. O con la suerte. O con... quién sabe.


...

sábado, 6 de febrero de 2010

Volver a empezar, otra vez.

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He vuelto. ¡Parezco una pesada con tanto cambio de blog pero esta vez no ha sido mi culpa! Por todo este contínuo-pesado-rayante cambio, os dejo con el mini principio de la primera parte... :)

“Esto es una pesadilla”

Casi le gustaría creerlo, no escuchar el pitido, el incesante silbido de una alarma inoportuna. En cambio, la escucha. Hugo desliza la mano por el despertador y lo apaga de un golpe. Y aún adormecido, hace un esfuerzo por levantarse del sofá. La espalda le cruje y la televisión está encendida. Hoy compraré una cama... hoy, sin falta. Y con ese pensamiento que brota a la vez que su primer bostezo, en una casa sin amueblar todavía, Hugo se coloca unos vaqueros y oye las noticias de fondo, sin darles importancia, sin escucharlas de verdad. Despliega los brazos y las piernas para desentumecerse y busca su camiseta azul de Jack Jones con las letras blancas en su maleta, aún sin deshacer del todo. Hugo sonríe. Acaba de encontrar una fotografía que creía haber perdido. Está arrugada, pero las palabras del reverso, escritas con dulzura, siguen intactas e imborrables.

Vuelve por un instante a la Plaza Burg de Brujas.