jueves, 18 de febrero de 2010

¡Hola Álex! ¿Qué tal? :)

Respiro hondo. Y siempre que estoy triste, llueve. Y hoy, pues, para llenar la botella, el mar y mi mala hostia pues... ha llovido.

No sé como empezar. Diría 'hola' sonriente o... '¡hola! ¿qué tal?' también sonriente, pero... quedaría feo. Muy feo. Feísimo. Una de las cosas que más me cuesta entender son las típicas mentiras que uno cuenta cuando está mal, esas contestaciones de 'Si... todo va bien' y en realidad no. En realidad todo se está desmoronando por momentos en tu interior y no sabes cuando va a parar el maremoto, y estás asustado, y lloras, y pataleas, y crees que nadie te entiende, que estás solo, que las cosas malas siempre te ocurren a ti y que nunca has tenido suerte. Que en tu puta vida te han regalado nada y que ahora, válgame mi lógica y la tuya, no tienes nada. Que todo lo has perdido sin tener tú la culpa, que no lo entiendes, que no paras de darle vueltas, que te duele la cabeza y que no puedes fingir. Pero aún así, lo haces. ¿POR QUÉ? ¿POR QUÉ COJONES FINGES? Es fácil tener un mal día, ¿sabes? un mal rato, incluso un mal sueño... y no pasa nada. Si hoy no te apetece cantar en la Avenida pues no cantas y punto, si no te apetece dar un abrazo, pues no lo das, y no pasa nada, y nadie se muere. Nadie se muere teniendo un mal día, o quizás sí, sí que puede morirse teniendo un mal día... Y eso queda tan pequeño al lado de otras cosas tan grandes...

También uno se puede morir de hambre o de sed. ¡Y esto, sin desearlo! Y ellos también se asustan, y lloran, y patalean, y creen que nadie los entiende, que están solos y que en su puta vida le han regalado nada. Y tienen malos días, seguramente mucho más malos, más turbios, más indeseados que los nuestros... Y aún así siguen, siguen adelante, por los suyos, por ellos mismos. Sin fingir que las cosas les van mal. Porque ahí está la clave; el primer paso para remendar un error, es darse cuenta de que es un error. Admitir que no estás en lo cierto y que no es ese el camino.

Y yo lo admito siempre y todo el mundo debería hacerlo; HOY, NO TENGO UN BUEN DÍA. Y después de respirar hondo, dos, tres, cuatro veces, prosigo. Estoy harta de tragarme las cosas. Harta de mojarme, de empaparme y de secarme, SOLA, al sol. Harta de escuchar contestaciones que no espero, de ver reacciones que no buscaba y de intentar arreglar problemas que no me incumben. Estoy cansada y me siento absurda. Absurda como los domingos. Siempre los domingos. He hecho cosas que nunca haría. Y esto, no es un reproche, es cierto. He sido, quien no he sido nunca, ni siquiera con personas a las que quiero más que a toda esta putísima vida junta, contigo y POR TI. Y veo que no me llevo nada de nada de todo aquello. ¿Indiferencia tal vez?. Sí, hoy al menos, indiferencia. Y todo ¿por qué? ¿Porque las cosas no salen siempre como uno quiere? Ay... ¡deberías haberlo aprendido hace mucho tiempo! Pero... dime, ¿quién tiene la culpa Álex? ¿Tú? ¿Yo? ¿El mundo que se ha aliado en contra nuestra? Dime quién y lo entenderé, y entenderé tu contestación, tus palabras con espinas y todo eso que no entiendo y que me duele. Que me duele porque proviene de ti. Estoy muy cansada. Y saca tus propias conclusiones y que todos lean, miren, comenten lo que quieran. Y que cada uno, lo entienda también como le plazca. Como le acontezca toda esta mierda que suelto por la boca hoy o por los dedos, que me andan solos. Estoy decepcionada. Mucho. Y ya sí...

Nunca le he permitido a NADIE que me hable como tú me has hablado hoy y que precisamente, no ha sido la primera vez. No se lo he permitido a nadie y a ti, como has podido comprobar, ya tampoco. He estado ahí, ahí incluso cuando fingias y sin saber el porqué, seguía intentando entenderte. Y vuelvo a repetirte, que no es un reproche, que tú también lo has hecho, pero que las cosas así, las de hoy, van matando, poco a poco, las buenas de ayer. Que lo sepas. Solo quería que lo supieses.

No hay comentarios: