sábado, 20 de febrero de 2010

Llévame al baile


"Puedo bajar el telón, pero no me sale"
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Ha sido la primera vez que he tenido la oportunidad de verles en directo y tengo que decir que se hacen aún más grandes de lo que ya son encima de ese escenario.
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Hubo momentos en los que la piel se me erizó, literalmente. Uno de ellos, para mi el más bonito de la noche, fue con la canción ''Llevame al baile'', versión acústica y con un instrumento especial como dijo Leiva, el silencio del público. El teatro estaba lleno, lleno llenísimo. Apagado. En silencio total. Una guitarra solamente rompía aquel obligado silencio y de fondo, el sonido del piano la acompañaba bajo un ritmo desacelerado, compás cuatro por cuatro. La lámpara gigante, que colgaba de aquel escenario, encendida. Debajo de ella, Leiva. Pegado al micrófono al igual que Rubén. Cúmulo de sensaciones. No sé, no sabría explicarlo. Los que estuvimos allí, compenetrados, después de la primera estrofa, comenzamos a aplaudir. Fue precioso, os lo aseguro. Esa canción fue preciosa.
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Me gustaría explicarlo; Pero creo que es imposible. ¡Ayer fue el día de las primeras veces! La primera vez que iba a un concierto que se celebraba en un teatro. La primera vez que no hice cola durante horas para pillar un buen sitio. ¡La primera vez que dormía y amanecía en Granada y la primera vez que visité un chino de tapas!
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El día tuvo de todo, la verdad. Y por suerte, muchas cosas se me pasaron rápido, cosas que no olvido pero que evado gracias a la presencia de gente como la de ayer. Mª Ángeles, Isa, Capote, Miriam.. ¡Me alegré mucho de veros!
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Y en fin... otras cosas, se arreglaron con un café asqueroso que me bebí con cucharilla y con cuatro tonterías dichas sin sentido, pero que nos hicieron reír a las dos. Es obvio que todo esto, que pasara frío en la fuente, que tuviera la oportunidad de ver ese concierto, que olvidara por un día mis pesadillas mentales, que me despertara a las 8 de la mañana hoy y que estuviera tan agusto (y por un momento, sin sueño) es gracias a ti petarda. Muchas gracias Meri.
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PD: Ya me puedes llamar ¿EH?

jueves, 18 de febrero de 2010

¡Hola Álex! ¿Qué tal? :)

Respiro hondo. Y siempre que estoy triste, llueve. Y hoy, pues, para llenar la botella, el mar y mi mala hostia pues... ha llovido.

No sé como empezar. Diría 'hola' sonriente o... '¡hola! ¿qué tal?' también sonriente, pero... quedaría feo. Muy feo. Feísimo. Una de las cosas que más me cuesta entender son las típicas mentiras que uno cuenta cuando está mal, esas contestaciones de 'Si... todo va bien' y en realidad no. En realidad todo se está desmoronando por momentos en tu interior y no sabes cuando va a parar el maremoto, y estás asustado, y lloras, y pataleas, y crees que nadie te entiende, que estás solo, que las cosas malas siempre te ocurren a ti y que nunca has tenido suerte. Que en tu puta vida te han regalado nada y que ahora, válgame mi lógica y la tuya, no tienes nada. Que todo lo has perdido sin tener tú la culpa, que no lo entiendes, que no paras de darle vueltas, que te duele la cabeza y que no puedes fingir. Pero aún así, lo haces. ¿POR QUÉ? ¿POR QUÉ COJONES FINGES? Es fácil tener un mal día, ¿sabes? un mal rato, incluso un mal sueño... y no pasa nada. Si hoy no te apetece cantar en la Avenida pues no cantas y punto, si no te apetece dar un abrazo, pues no lo das, y no pasa nada, y nadie se muere. Nadie se muere teniendo un mal día, o quizás sí, sí que puede morirse teniendo un mal día... Y eso queda tan pequeño al lado de otras cosas tan grandes...

También uno se puede morir de hambre o de sed. ¡Y esto, sin desearlo! Y ellos también se asustan, y lloran, y patalean, y creen que nadie los entiende, que están solos y que en su puta vida le han regalado nada. Y tienen malos días, seguramente mucho más malos, más turbios, más indeseados que los nuestros... Y aún así siguen, siguen adelante, por los suyos, por ellos mismos. Sin fingir que las cosas les van mal. Porque ahí está la clave; el primer paso para remendar un error, es darse cuenta de que es un error. Admitir que no estás en lo cierto y que no es ese el camino.

Y yo lo admito siempre y todo el mundo debería hacerlo; HOY, NO TENGO UN BUEN DÍA. Y después de respirar hondo, dos, tres, cuatro veces, prosigo. Estoy harta de tragarme las cosas. Harta de mojarme, de empaparme y de secarme, SOLA, al sol. Harta de escuchar contestaciones que no espero, de ver reacciones que no buscaba y de intentar arreglar problemas que no me incumben. Estoy cansada y me siento absurda. Absurda como los domingos. Siempre los domingos. He hecho cosas que nunca haría. Y esto, no es un reproche, es cierto. He sido, quien no he sido nunca, ni siquiera con personas a las que quiero más que a toda esta putísima vida junta, contigo y POR TI. Y veo que no me llevo nada de nada de todo aquello. ¿Indiferencia tal vez?. Sí, hoy al menos, indiferencia. Y todo ¿por qué? ¿Porque las cosas no salen siempre como uno quiere? Ay... ¡deberías haberlo aprendido hace mucho tiempo! Pero... dime, ¿quién tiene la culpa Álex? ¿Tú? ¿Yo? ¿El mundo que se ha aliado en contra nuestra? Dime quién y lo entenderé, y entenderé tu contestación, tus palabras con espinas y todo eso que no entiendo y que me duele. Que me duele porque proviene de ti. Estoy muy cansada. Y saca tus propias conclusiones y que todos lean, miren, comenten lo que quieran. Y que cada uno, lo entienda también como le plazca. Como le acontezca toda esta mierda que suelto por la boca hoy o por los dedos, que me andan solos. Estoy decepcionada. Mucho. Y ya sí...

Nunca le he permitido a NADIE que me hable como tú me has hablado hoy y que precisamente, no ha sido la primera vez. No se lo he permitido a nadie y a ti, como has podido comprobar, ya tampoco. He estado ahí, ahí incluso cuando fingias y sin saber el porqué, seguía intentando entenderte. Y vuelvo a repetirte, que no es un reproche, que tú también lo has hecho, pero que las cosas así, las de hoy, van matando, poco a poco, las buenas de ayer. Que lo sepas. Solo quería que lo supieses.

miércoles, 17 de febrero de 2010

Detalles con importancia

Tú sonríes y llenas la casa de paz. Y a mi y a papá. Todos los días.
Sonríes en febrero y te duelen los pies, y estás cansada, y triste, pero sonríes. Sonríes a pesar de todo. Muchas veces, incluso cuando tú llegas y yo me voy o también cuando me voy yo y tú llegas.
Y es que ayer, me di cuenta que aunque pueda parecer que no, estamos ahí. Y las dos nos acordamos de las dos. Y estamos alerta, preparadas siempre, a la espera de un si tú me dices ven...

martes, 16 de febrero de 2010

Y yo quería ver la Luna. Agarrarme a tu espalda y dejarme llevar...

Tú estabas aquí, devolviéndome la mirada. Había mucha gente, mucha, muchísima y toda en silencio. Un silencio de verdad, de los que no se esconden y te duelen, te intimidan, te bajan la mirada. Y tú. Y yo, valiente, allí también, contigo, con la gente y con el silencio, sosteniendo tu mirada. Descifrándote. Yo también te quiero. Y luego vino tu sonrisa y vino todo, y nos dieron las diez bajo la Luna.

Y vino el silencio, el silencio doloroso. Y me recordó que soñar también duele. Silencio.


Ésta vez, desperté soñando.

jueves, 11 de febrero de 2010

Y después de un tiempo...

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Después de un tiempo,
uno aprende la sutil diferencia
entre sostener una mano
y encadenar un alma,
y uno aprende que el amor
no significa acostarse
y una compañía no significa seguridad
y uno empieza a aprender...
Que los besos no son contratos y los regalos no son promesas
y uno empieza a aceptar sus derrotas con la cabeza alta
y los ojos abiertos
y uno aprende a construir
todos sus caminos en el hoy,
porque el terreno de mañana
es demasiado inseguro para planes...
y los futuros tienen una forma de
caerse en la mitad.
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Hubo alguien que hace tres años me regalo esta poesía. Y aún la guardo. Y aún parece que estoy en clase, sonriendo, leyéndola por primera vez. Escuchando su historia y el papel de estas palabras en su vida. Un papel importante y especial que, tal vez, guarde dentro de ella. Que no comparta del todo con todos por miedo. Por miedo a perderlo por ahí o a que alguien le haga daño. Hacer daño a un recuerdo feliz... ¡Qué cosas digo! Un recuerdo es un recuerdo, nadie puede tocarlo. Nadie puede quitárnoslo. Es nuestro. Y parece que a veces lo olvidamos. Olvidamos que necesitan que los cuidemos. Que ellos también se van, también se borran. Que... en fin, que hoy estoy espesa. Y esta poesía me anima mucho y quería compartirla con vosotros. Sólo eso. Significa mucho para mí. Para mis recuerdos. Y para todo. Y quería que estuviera aquí. Y que no se borrara, que no se fuera jamás.

miércoles, 10 de febrero de 2010

Tengo antojo...

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Quiero chucherías.

Una bolsa llena de ladrillos de pica pica, de esos que venden en la calle de enfrente, cuando cruzas la esquina. Quiero un par de ladrillos, nada más. Unos ladrillos que se junten y me lleven al cielo, lleno de nubes blanditas color rosa. Y perderme con el aire. O con la suerte. O con... quién sabe.


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sábado, 6 de febrero de 2010

Volver a empezar, otra vez.

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He vuelto. ¡Parezco una pesada con tanto cambio de blog pero esta vez no ha sido mi culpa! Por todo este contínuo-pesado-rayante cambio, os dejo con el mini principio de la primera parte... :)

“Esto es una pesadilla”

Casi le gustaría creerlo, no escuchar el pitido, el incesante silbido de una alarma inoportuna. En cambio, la escucha. Hugo desliza la mano por el despertador y lo apaga de un golpe. Y aún adormecido, hace un esfuerzo por levantarse del sofá. La espalda le cruje y la televisión está encendida. Hoy compraré una cama... hoy, sin falta. Y con ese pensamiento que brota a la vez que su primer bostezo, en una casa sin amueblar todavía, Hugo se coloca unos vaqueros y oye las noticias de fondo, sin darles importancia, sin escucharlas de verdad. Despliega los brazos y las piernas para desentumecerse y busca su camiseta azul de Jack Jones con las letras blancas en su maleta, aún sin deshacer del todo. Hugo sonríe. Acaba de encontrar una fotografía que creía haber perdido. Está arrugada, pero las palabras del reverso, escritas con dulzura, siguen intactas e imborrables.

Vuelve por un instante a la Plaza Burg de Brujas.