martes, 16 de febrero de 2010

Y yo quería ver la Luna. Agarrarme a tu espalda y dejarme llevar...

Tú estabas aquí, devolviéndome la mirada. Había mucha gente, mucha, muchísima y toda en silencio. Un silencio de verdad, de los que no se esconden y te duelen, te intimidan, te bajan la mirada. Y tú. Y yo, valiente, allí también, contigo, con la gente y con el silencio, sosteniendo tu mirada. Descifrándote. Yo también te quiero. Y luego vino tu sonrisa y vino todo, y nos dieron las diez bajo la Luna.

Y vino el silencio, el silencio doloroso. Y me recordó que soñar también duele. Silencio.


Ésta vez, desperté soñando.

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