jueves, 11 de febrero de 2010

Y después de un tiempo...

...
Después de un tiempo,
uno aprende la sutil diferencia
entre sostener una mano
y encadenar un alma,
y uno aprende que el amor
no significa acostarse
y una compañía no significa seguridad
y uno empieza a aprender...
Que los besos no son contratos y los regalos no son promesas
y uno empieza a aceptar sus derrotas con la cabeza alta
y los ojos abiertos
y uno aprende a construir
todos sus caminos en el hoy,
porque el terreno de mañana
es demasiado inseguro para planes...
y los futuros tienen una forma de
caerse en la mitad.
...
Hubo alguien que hace tres años me regalo esta poesía. Y aún la guardo. Y aún parece que estoy en clase, sonriendo, leyéndola por primera vez. Escuchando su historia y el papel de estas palabras en su vida. Un papel importante y especial que, tal vez, guarde dentro de ella. Que no comparta del todo con todos por miedo. Por miedo a perderlo por ahí o a que alguien le haga daño. Hacer daño a un recuerdo feliz... ¡Qué cosas digo! Un recuerdo es un recuerdo, nadie puede tocarlo. Nadie puede quitárnoslo. Es nuestro. Y parece que a veces lo olvidamos. Olvidamos que necesitan que los cuidemos. Que ellos también se van, también se borran. Que... en fin, que hoy estoy espesa. Y esta poesía me anima mucho y quería compartirla con vosotros. Sólo eso. Significa mucho para mí. Para mis recuerdos. Y para todo. Y quería que estuviera aquí. Y que no se borrara, que no se fuera jamás.

1 comentario:

Isabel Motos dijo...

Hala, la poesía es genial... me encantan los primeros versos :)
Y en cuanto a lo que dices de los recuerdos, estoy totalmente de acuerdo, nadie puede tocarlos ni quitárnoslos porque son nuestros. Aunque también es cierto que si bien no se puede herir a un recuerdo feliz, a veces, un recuerdo feliz es lo que más puede herir...