La mira y piensa que está aún más guapa que despierta. Su leve sonrisa, suspendida en sus labios, permanece inamovible. Parece haberse quedado dormida recordando un bonito recuerdo. ¿Pensando qué? Le encantaría saberlo, pero no se lo pregunta. No quiere preguntárselo. Por eso cierra los ojos y retorna, a su vez, una de las frases de aquella canción:
"El regalo más grande, es nuestro para siempre"
No hay comentarios:
Publicar un comentario